Quienes la vieron.. hablan de una mujer de tostado rostro, en la plenitud de su vigor, de ojos y cabellos negros y como signo particular, enormes senos morenos y rosados a la ves, tan voluminosos que se mueven al andar, y son los que producen el sonido onomatopéyico zapam-zucum; zapam-zucum... con sus manos pequeñas y blancas, acaricia a los niños, lava sus caritas entierradas y pone orden a sus improvisadas cunas.
Cuando los pequeños tienen hambre y se despiertan, se amamantan de los pechos de la diosa y vuelven a dormir.
Es la protectora de los niños abandonados y de los que se quedan solos, al amparo de la espesa sombra de los arboles, mientras las madres con los hijos mayores, se internan en el campo a trabajar, sin embargo pasan las horas y no se siente llorar a ningún niño; ni les molestan los insectos;ni parecen tener hambre.
Como es una madre protectora de los algarrobos, si algún padre de las criaturas que quedan a su amparo, hachó una planta, le robara su hijo y no se lo devolverá nunca, ni avivara los fuegos que dejan encendidos.
Al parecer la Zapam-Zucum, es una diosa local, pues solo se oyó hablar de ella en la Localidad Riojana llamada VICHIGASTA, conocida con otras variantes como CAPANSUCANA o CAPASUCANA.
Es una mujer grande y fea, de pechos colgantes que sorprendía a los algarroberos en medio de las fiestas que hacían, a la sombra de los algarrobos, su presencia era anunciada por unos gritos, se producía entonces el desorden en la reunión y la terrible hembra se echaba entre los senos algún paisano que lograba sorprender
Silvia Chacoma
Colaboradora de RAICES ARGENTINAS