lunes, 4 de enero de 2010

creencias paganas


Son aquellas, que están arraigadas en la memoria de la gente no solo del campo, sino también de aquellos de la ciudad. Cuentan que había una vez un cieguito bueno, apodado “Carballito”, a quien con viles engaños, unos forasteros lo extraviaron del camino y le dieron muerte.Hasta allí la narración no pasaría de una crónica policial. Pero la mística popular, crédula y pura le da un final distinto: cierto caminante, agotado por la sed en un día de verano, vio un hilillo de agua pura atravesar casi el camino. Adentrándose unos pasos en el monte, para buscar la fuente, descubrió el cadáver de “Carballito”. Habían pasado varios días desde su homicidio, pero como en el milagro de Berceo el muerto tenía “lengua fresca, como una manzana”.En ese mismo lugar le dieron sepultura, y a su cruz de madera llegaron las oraciones y “santiguas” de los ocasionales viajantes. Y según dicen, también los milagros... Al igual que Carballito, otro que tuvo una muerte violenta es El Linyerita. Su cruz está al norte de la principal avenida de nuestra ciudad. Quizás su historia vulgar, pero con su final trágico y al no tener parientes (como en el caso de la Telesita ), la comunidad los enterró y a su cruz fue a pedir “gracias” o favores y a encenderles velas.

Habrá sido la fatalidad o la providencia, lo cierto es que muchos de esos favores fueron “concedidos”, y allí comenzó a gestarse una especie de canonización no eclesiástica, sino popular.Lo cierto es que están allí, y como dice la canción, “siempre han de tener una velita prendida”Incluso aquí mismo, en la ciudad camino al cementerio, una cruz de madera rodeada de incontables velitas, ropa usada, y heterogéneos objetos llevados para cumplir “la promesa”,testifican su vigencia.

Cabe destacar un hecho acaecido el año 1987 en la provincia , y mantuvo en vilo a la población: un par de niños se extravío en el monte. El padre, amigos y policías lograron dar con el paradero de uno de ellos. Múltiples conjeturas se tejieron en torno a este hecho.En una nota de El Liberal, anta la angustia y desazón que tal circunstancia producía, un lugareño estimó que al otro niño jamás lo encontrarían: “se lo ha llevado la Madre del Monte – dijo -, enojada por que el padre había cazado más de lo que necesitaba ...”Son hechos sociológicos digno de mención, porque como vemos, nuestra gente, en las dolorosas angustias, propias de nuestra condición humana, vuelve a las fantasías, a las ficciones, en cuyos términos da sentido a la vida. Sondea en lo profundo en lo misterios ancestrales que encierran sus leyendas y sus mitos. Y a veces, ellas lo alivian de la ansiedad de no saber bien quién es.