domingo, 10 de enero de 2010

El Pusllay (Espiritu del Carnaval)





... un pobre muñeco que viene y se pone a llorar como un ebrio sentimental, acompañado de un tamboril que hace cantar y llorar, las tristezas en el vino y la vida ...Se trata de una deidad Diaguita, aunque algunos autores le niegan carácter mitológico, reduciéndolo a un mero personaje del carnaval, pero quien se atrevió a negar, que es el antiguo Dios de la Chaya, y que en nuestra Rioja sigue vivo de algún modo cada Febrero, bajo su ridícula apariencia.

Lo describen como un personaje impertinente, alegre y dicharachero, que viste con harapos; mas que una piltrafa; un pobre muñeco pintarrajeado y andrajoso, montado en un burrito o chivo de pelo blanco, amigo de las orgías, al que se le carga toda culpa del carnaval.

También puede ser un hombre disfrazado de viejo alegre, que se divierte con sus chistes y bufonadas, representando al arlequín de los aborígenes.

Las características que encarna, son los del Dios bonachón y humilde, al servicio de los buenos, sin arranques de soberbia, su reinado es muy efímero, llega al comienzo del carnaval, recorre las rancherías durante una semana, seguido de una multitud que ríe y canta al son de las cajas o tamboriles indios, acompañado de coros, vidalitas y lamentosos ritmos, echando almidón a la cara y azotándose con ramitas de albahaca, mientras beben alhoja y hacen estallar cohetes.

El miércoles de ceniza, después de tres días de diversión, lo llevaran a enterrar en las afueras del pueblo, entre mares de lagrimas, no tan fingidas, porque la tristeza es honda a esa hora por el final del carnaval.

En su tumba echan frutos para que los duplique el próximo año, gracia que se le pide solo a dios.

El carnaval coincide con la época de la cosecha, la vendimia y la recolección de frutos del campo, donde para esta época se respira un olor dulzón del mosto y los arropes.
 
 
 
 
Silvia Chacoma
Colaboradora de RAICES ARGENTINAS