domingo, 10 de enero de 2010

Juan Bautista Bairoletto


Juan Bautista Bairoletto o Juan Bautista Vairoletto o José Ortega Bairoletto, más conocido como El gaucho Bairoletto, en cuyo prontuario (legajo policial) se registran los alias Marcelino Sánchez, Martín Mirando y El pampeano y a nivel popular bautizado como El Robin Hood, El Atila de la pampa y San Bautista Bairoletto, nació el 11 de noviembre de 1894 en la ciudad de Santa Fe. Era el segundo de los seis hijos de Victorio Bairoletto y Teresa Bondino, inmigrantes italianos.
La familia se radicó en la provincia de La Pampa, en una zona triguera que abarcaba Castex y Monte Nueva.

No tuvo una infancia feliz. Su madre murió siendo él adolescente y desde joven tuvo problemas con la policía.

Fue a prisión acusado de homicidio, pero salió en libertad hacia 1921. Su tumultuosa vida transcurrió en ambientes prostibularios, comités y casas de juego. Convertido en salteador, sostuvo tiroteos con la policía en los alrededores de Castex primero y luego en otras localidades de La Pampa y provincias vecinas.

Su existencia, que adquiere carácter legendario y tiene honda repercusión en el ámbito popular, llega a configurar un verdadero mito. La gente lo ayuda a huir, le hace llegar mensajes cuando se refugia en algún monte, le proporciona alimentos. Y Bairoletto, que no era codicioso ni buscaba amasar fortuna, acrecienta su personalidad al convertirse en una especie de vengador de los sufrimientos de sus amigos, que no eran pocos en un ámbito social todavía sin conformarse definitivamente.

Según era voz corriente, no robaba - algunas veces muerte de por medio - para él solo, sino que repartía su botín entre sus amigos, protectores y gente necesitada.

Ya en la década del 30, no hay asalto, pendencia o muerte de los que no se lo haga responsable. La policía le sigue el rastro, llegando casi siempre tarde, justo cuando Bairoletto, ya alertado, emprendió la fuga. Es una sombra, un fantasma, un azote. Desaparece en Castex, aparece en el desierto de San Luis, comete desmanes en Villa Regina, Río Negro, se lo ve por General Alvear, en Mendoza...

A comienzos de la década del 40, se organiza una persecusión dispuesta a terminar con él y, el 14 de septiembre de 1941, se lo sorprende y mata en General Alvear (provincia de Mendoza), en horas de la madrugada.

Fue velado, a pedido de amigos y protegidos, en el comité demócrata de General Alvear, asistiendo al velatorio, miles de personas provenientes de la Pampa y Mendoza. Sus restos fueron llevados al cementerio local, donde permanecen en el interior de un pequeño mausoleo levantado con contribuciones voluntarias y públicas, convertido actualmente en santuario a donde acuden hombres y mujeres de todas partes, a cumplir promesas con flores, crucifijos, muletas, placas y diversos objetos, en acto de fe.

Se le atribuyen numerosos milagros.