domingo, 10 de enero de 2010

Pancho Sierra



Conocido también como El Gaucho Santo de Pergamino, nació en 1831, siendo sus padres don Francisco Sierra y doña Raimunda Ulloa.
Considerado como un medium de poderes excepcionales, se refiere que ha hecho numerosas y difíciles curaciones que le han dado pretigio y fama, no sólo en la provincia de Buenos Aires, Argentina, sino en casi todo el país.

A su estancia El Porvenir (entre Rojas y Pergamino) acudían enfermos y desahuciados para obtener su mediación (actualmente se hace frente a su tumba, porque sus poderes existen aún después de su muerte física, según dicen quienes no han perdido su fe en él).

Curaba generalmente con agua magnetizada o por medio de la sugestión; pocas veces lo hacía por imposición de las manos, pues por lo general él ya conocía, desde que el enfermo detenía el coche o carreta en que iba, cuál era su mal y así se ha visto el caso de que a un enfermo paralítico, desde el corredor de su casa donde estaba tomando mate le gritara, como a treinta o a cuarenta metros de distancia: - "¡Baje, amigo!" a lo que le contestaron quienes lo llevaban: - "Señor, no es posible que lo haga, pues se trata de un tullido de las piernas que hace mucho tiempo no puede valerse de éllas". Pancho Sierra preguntó entonces - "¿A qué lo han traído, pues? " - "A que Ud. lo cure", le contestaron. - "Bueno, entonces, si quiere que yo lo cure, que obedezca el enfermo". Enseguida volvió a gritar:

- "Paisano, bájese y venga corriendo".

- "No puedo, señor".

- "Sí, puede, amigo, sí puede. Haga la prueba y verá".

El enfermo comenzó a esforzarse para obedecer y, poco a poco, se vio que el hombre movía los pies en tanto Pancho Sierra, siempre con el mate en la mano, sentado en el corredor, lo alentaba diciendo: - "¿No ve, so mañero, como puede...? A ver, haga otro esfuercito..." Y así, después de un rato, el hombre pudo bajarse del coche sin ayuda y llegar adonde esta Pancho Sierra.

Se cuentan por centenares casos como el relatado y éllo explica esta devoción popular.

Se le rinde culto en el cementerio de la localidad bonaerense de Salto, donde se ha levantado un mausoleo que guarda sus restos. Allí se congregan verdaderas multitudes, en determinados días del año, principalmente en el de su muerte, 4 de diciembre (falleció en 1891).