domingo, 10 de enero de 2010

El Cerro Tronador



Linco-Nahuel era un cacique valeroso que tenía sus dominios en los que nadie podía entrar sin su consentimiento; desde el Tronador hasta todas las regiones vecinas del Nahuel Huapi.
Cierto día llegó al pie del cerro una tribu de indios enanos dispuestos a acampar, lo que dio origen a una terrible lucha. Los invasores tomaron prisionero a Linco-Nahuel y a gran número de sus adictos. Los vencedores los llevaron hasta la cumbre del Tronador y desde allí, atados de pies y manos, comenzaron a arrojarlos uno por uno, al abismo.

Pronto se estremeció y rugió la montaña y un verdadero alud llevó a la muerte a todos los que en élla se encontraban. Sólo quedaron los dos caciques, allá, sobre la cumbre, para escuchar eternamente el tronar de sus entrañas como hasta hoy.